Creemos...
en un Dios que está formado por tres personas co-iguales, co-eternas, a saber, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Creemos...
que Dios creó al hombre a Su propia imagen, y lo ha llamado a manifestar y reflejar la santidad a través de la obediencia a sus mandamientos. Debido a que el hombre ha fallado en esta responsabilidad y se ha negado a honrar a Dios como Dios, el hombre ha caído en un estado de corrupción moral y se ha alejado de su creador.
Pero Dios, siendo rico en misericordia, debido a su gran amor, ha iniciado un plan de redención y reconciliación para la humanidad. El pináculo de lo cual se encuentra en la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, la encarnación de Dios. Fue concebido por el Espíritu Santo, y nacido de la Virgen María, siendo al mismo tiempo plenamente Dios y plenamente hombre. Vivió una vida sin pecado, fue crucificado, murió y fue sepultado. Al tercer día después de Su muerte, Él resucitó y ascendió al cielo, y ahora se sienta a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, y Él vendrá de nuevo para juzgar a los vivos y a los muertos.
Jesucristo, a través de Su muerte expiatoria sustitutiva y resurrección corporal, ha proporcionado la base de nuestra justificación, la cual, por la gracia de Dios, recibimos solo por fe. Dios inicia esta reconciliación a través de la regeneración de nuestros corazones, que es atestiguada por nuestro arrepentimiento y confesión de fe en el Señor Jesucristo. Nuestra gran esperanza es la redención de nuestros cuerpos a través de la resurrección a la vida eterna, que completará nuestras adopciones como hijos.
Como el Agente sobrenatural y soberano en la regeneración, el Espíritu Santo coloca a todos los creyentes en el Cuerpo de Cristo en el momento de la salvación. Él mora en los corazones de cada creyente, efectuando su regeneración, operando en su santificación, instruyéndolos en toda verdad y sellándolos hasta el día de la redención. Además de esto, los dones sobrenaturales del Espíritu Santo son para la iglesia de hoy, incluyendo el don de hablar en otras lenguas.
Creemos...
que la Biblia, en su totalidad, es revelación divina, y nos sometemos a la autoridad de la Sagrada Escritura, reconociendo que es inerrantemente inspirada por Dios y lleva todo el peso de Su autoridad, y por lo tanto solo ella es el estándar para la fe y la práctica.